domingo, 25 de abril de 2010

No sé...

En una lucha cuerpo a cuerpo, sin complejos, las “zongueiras” desafían las mañanas con sus cestos, palanganas y niños. A cuestas con todo esto, y con la dignidad del que no sabe mirar por encima del hombro, miran de frente y mantienen con equilibrio todas las mercancías que pueden en sus cabezas, mientras los bebés van en sus espaldas envueltos en telas, en días que tienen muchos minutos, horas, y que ellas deben vivir como si fueran los últimos posibles, sin pensar más allá del comienzo de la noche y el azar de cada día.

Mujeres con mayúsculas, ante las cuales me siento tan pequeño! Cada día son más fuertes, cada día es un día menos. La calle es un campo de batalla donde no vale todo; ventas, transportes de pequeñas mercancías, intercambios, parrillas con pollo en la esquina, cacahuetes tostados, banana, mandioca.

En un mundo del cual no puedes escapar, la paciencia se convierte en la mejor cualidad, y la admiración en una manera de sobrevivir. Ayer atravesamos en barco la costa próxima a nuestro barrio hacia Musulo, una península de enfrente donde puedes disfrutar del océano atlántico, puro, en su contracosta. Casas de lujo se entremezclan con cañizos, chabolas, y algún condominio de la policía. Puedes caminar sólo por la arena kilómetros, tostado por el sol, y calmando la piel con baños en un mar cada vez más frío.

Lágrimas y sonrisas, un médico chileno me cuenta las desventuras en el hospital de camino al trabajo, le doy “boleia” éstos cinco o seis días, es un chico de mi edad con rasgos indios que hace la residencia en Valladolid y viene con un proyecto “nuestro”. Atravesamos museques, los ojos como platos. Me cuenta las desventuras que pasan en el hospital donde recoge muestras para llevar a España y poder trabajar desde allí, salas de pediatría vacías de enfermeras y médicos, un niño falleciendo en el cambio de turno, no hay nadie en la sala y entonces él lo intenta reanimar, pero el aparato no funciona, etc, etc. Me cuenta que las condiciones sanitarios son repulsivas, malas, etc, etc. En fin, ya de por sí no valgo para hospitales, pero no quisiera estar allí.

Un abrazo!

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