Este domingo se ve todo muy claro, y los rayos entran por la
ventana como si de la luz “atlántida” se tratara. El aroma de un tequila
reposado asoma destellos de cactus, de tierra, de flor. Hoy salí a correr por
una bocanada de tierra, agua y aire, que descubrí en la gran urbe bogotana, y
no es fácil. Me estaba acordando de los días caribeños de navidad, cuando tenía
paz y aire, va siendo hora de volver a oxigenar. Estoy programando una escapada
al Amazonas, espero que sea posible. Me llama la atención este tema de Soda Stereo
que suena en la tv, es la banda sonora de la sobremesa.
Tengo otra idea para este año, un reto de exigencia física
que espero cumplir, sólo tengo que ponerle fechas a cada etapa y cumplirlas, es
decir, very very hard para mi!
Hoy es uno de esos días laborales que inicias con una gran
nota de tareas pendientes a realizar, y logras tacharlas todas al final de la
tarde. Sin más. Tampoco me hace tan feliz pero fue un pequeño momento de
gloria. La otra tarde me estaba acordando del año pasado, en una misión corta
en Argelia, los campamentos de refugiados cerca de Tinduf. Un viernes de relax
en el desierto, en casa de alguien de NNUU probablemente, bebíamos “licores
prohibidos” y discutíamos personas de nacionalidades árabes, africanas,
latinas, anglosajonas..etc. En un agradable y placentero momento de soledad de
los últimos días, pensaba en aquel momento en Tinduf, cuando me enzarcé en una
conversación amistosa y sincera con un referente de seguridad norteamericano de
origen latino, había luchado en Irak, Afganistán, ahora hacía “rondas” por el
desierto Saharaui y era uno de los referentes en ese tinglado allí montado.
Mientras
me contaba la historia de su vida y el origen de las heridas de balas de su
pierna, recordaba cómo bebía whisky de manera nostálgica y sentimental cuando
se reunía con su padre en EEUU, de tal forma que en diversos momentos de la
conversación se quedaba absorto mirando un punto en el horizonte que no existía,
con la mirada nublosa y perdida en los recuerdos, hasta el punto en que seguía
apurando la bebida.
Lo que me hizo recordar esta historia es el hecho de que
tuviera tan claro que había venido al mundo a ayudar a su hermano y hermana a
que consiguieran sus éxitos; él sólo era militar, no tenía familia propia y tan
siquiera tenía sueños tampoco. Quizás me acordé de él al ver la película El
Renacido de Dicaprio, o vete a saber porqué motivo.
Desbordado por lo “normal y corriente”
que acontece en la vida social y política española, escucho en la radio el
porqué de que los Yankees (USA) vistan tan mal: parece ser que ha sido un acto
de protesta y reivindicación permanente. Deduzco que los “guiris” también
sufren un complejo reivindicativo 24 horas sobre 7.
El ZIKA parece que llega con
fuerza por estas tierras, según la información que se comparte en reuniones y
documentos, ya hay 25.000 casos pero podrían ser el doble, es decir, un margen
de error del 100%: un indicador brutal de las carencias institucionales que
podemos apreciar en el país cafetero. Mejoremos pues.
Identifico algunas fotos que he
sacado informalmente en los últimos días en Bogotá, representan mi cotidiano y
son un pequeño mapeo de lo que pasa en esta época de mi vida, por si algún día
me he olvidado. Si Google o quien sean no cierran nunca mi blog, será un índice
vital que mantendrá algunos apuntes del pasado, ya que nunca fui bueno para
guardar recuerdos.
Sobre éstas fotos: mi aspecto, mi
alimento, y mis sueños! J