El otoño en Irlanda reduce a hojas el presente mientras
se atisba la juventud y el futuro en las piernas de los chicos que juegan
rugby en los parques de Dublín. Mejoro poco a poco mi inglés, tomo té y observo desde el extrarradio dublinés con mirada opaca, sin demasiada sorpresa respecto a los
acontecimientos internacionales, entre ellos, la victoria de Donald Trump en
los USA y el aniversario de la masacre en París por atentados de fondo
islamista. Cuando uno es de fuera, lo es y punto, no es demasiado importante en
la ciudad en que se ubica temporalmente ni en la que tiene por origen, como si
fuera un observador global o regional del tablero de damas y ogros en que se ha convertido este
mundo. Es una posición a veces cómoda y a veces poco interactiva, pero es
la que tengo ahora.
Ayer fui a correr y llegué a la playa en Dublín, arena,
campos de golf y mar frío. Luego en la noche he visto un partido de rugby donde los equipos
y la gente muestran respecto, educación y emoción, he corroborado que es todo
de verdad y que pueden llegar a ser muy duros. El otoño adivina colores de todo tipo y es un placer pasear cada día
por algún parque pensando en blanco, con andares de jubilado y con poca prisa.
Sigo por aquí! Abrazo!
P.D.: este es el temaso de Fela Kuti que suena con el equipo nacional de rugby de Irlanda a todas horas.