Haces unas semanas me escribía un amigo ex coordinador de una famosa ONG internacional
en Angola, uno de sus objetivos en los próximos meses es lograr ganarse la
vida con temas de Responsabilidad Social
Corporativa (RSC). También tenemos una amiga educada en una de las elitistas
escuelas de comercio de Francia inmersa en trabajos de comercio justo y ahora
integrando una empresa de reinserción social para ex reclusos. Y sin ir más
lejos, un laboratorio de investigación en Montpellier especialista en
cartografía y estadística en el sector de la viticultura, reconvertido en
empresa cooperativa, extiende sus lazos al mundo de la economía social y
solidaria.
Estos últimos días leo “la pesadilla portuguesa” en varios diarios, cada
año salen de Portugal 100.000 portugueses, no sé cuantos desde España pero debe
ser una cifra cercana. El modelo que había funcionado colapsa, las empresas de
manera egoísta dejaron de cuidar la comunidad y esta responde de manera
natural, buscando salidas rentables para poder simplemente vivir y ser feliz,
emprendedores también a su manera.
Estamos ante un nuevo reto, todos sabemos que el actual sistema está roto,
no nos interesa definirlo ni reinyectarlo (a través de la Banca y dinero
público normalmente), y todos además, aunque no conozcamos el futuro ni
exactamente qué es lo que queremos, ya sabemos lo que no queremos. El
desarrollo sostenible puede y ya empieza a ser una moneda actual, un crecimiento con
diferentes indicadores socio-eco-económicos y una herramienta empresarial que
puede ir bien, siempre ligado al bienestar común y cuidado de los actores de la
cadena, una visión global y de acuerdos “gagnant-gagnant”.
Además miles de barreras ya están rotas, la formación es posible
gratuitamente con internet, los valores siguen ahí aunque a veces los perdamos,
y el entusiasmo individual por poder cambiar algo puede ser una buena
inyección. Ante tantos nubarrones que presenciamos últimamente no nos queda
otra que buscar aquello que nos haga feliz, aunque también tenemos derecho a
quejarnos por lo menos 1 de cada 7 días de la semana, yo lo hago, por aquí en Montpellier lo
saben y me soportan jeje.
Un abrazo!
P.D.: FOTO. El Hierro, verano 2012. Ejemplo de desarrollo sostenible en
recursos energéticos.