domingo, 18 de abril de 2010

Domingo,

¿Por qué hacía tanto tiempo que no me detenía a “mirar” Angola? Hoy de camino a la Playa de Sangano, a una hora y media al sur de Luanda, he tenido tiempo de ver la Angola que no se ve en los complejos comerciales y a la que por mucho que ”repita” cada día no quiero querer acostumbrarme. En los bordes de las carreteras bajo un calor asfixiante están los chicos vendiendo casi de todo, las mujeres con las parrilladas improvisadas de chocos, peces y pollo, y las verduras apiladas como escaparates callejeros.

El mar y el sol me han dado una energía brutal, lo que necesitaba para recuperar fuerzas, no sé porqué había tardado tanto en volver al mar, donde me siento casi mejor que en tierra. Allí los chicos me ven alejarme nadando de la costa y aprovechan para seguirme y adentrarse un poco más en el océano, casi ninguno sabe nadar bien y se les ve poco seguros en el agua, pero saltan y pegan volteretas a tu alrededor como si fueran delfines anfibios que entran y salen de la orilla, es divertido verlos, atletas perfectos.

A la vuelta cruzamos por el paso del río Kwanza, que da nombre a la moneda nacional. Es un río hermosísimo y la vegetación llega frondosa hasta las riberas, de un verde casi opaco y con unas aguas casi lodo. Al pasar el barrio de Benfica y ya próximos a nuestra morada paramos en la panadería, el pan es tierno y dura varios días. Unos chicos de la calle han conseguido que les llenen de agua potable una bolsa de plástico en la panadería. Cinco o seis muchachos de 8 a 12 años se agolpan alrededor de la bolsa, sedientos. Llenan botellas y latas vacías, y marchan a beber lo más rápido que pueden para repetir. En un momento dado la bolsa se rompe y cae el agua a chorritos por varios agujeros, desesperados algunos, colocan las bocas bajo los chorros e intentan aprovechar hasta la última gota para rellenar las pequeñas botellas. Me quedo impactado viendo la imagen a un metro y medio de mis narices, alguno lleva una sandalia únicamente y otros van descalzos, pero el agua es lo que realmente importa ahora, al final de la tarde, cuando llevan horas aguantando el calor del asfalto mientras intentan recibir algo por fuera del super o logran vender algo.

Un abrazo, buen comienzo de semana.

2 comentarios:

Pedro dijo...

Gracias Jaime, me gusta seguir el blog... aqui tampoco es facil no acostumbrar la vista a cosas que por cotidianas parecen normales... algunas han pasado a la categoría de revulsivo contra la estupidez occidental y su paternalismo... otras son simplemente aterradoras.

Un fuerte abrazo

Jaime Núñez Ubach dijo...

gracias a tí, ...
otro abrazo y si estás por la isla en verano ya hablaremos de nuestras experiencias espero.

a cuidarse!!