lunes, 26 de mayo de 2014

Estoy vivo!




Esta canción me coloca en
la Tierra, me llega, y cuando no sé por dónde ir, la escucho. Fue creada para promover el respeto medio ambiental, he
traducido rápidamente la letra, con los fallos que pueda tener, el mensaje creo
que está claro.

“Sin brazos, sin piernas, sin monedas en una taza,
sin una gran boca para decir: apóyenme,
estamos ahí a su merced.
El llegó aquí, lleno de herramientas,
y desacuerdos, falsas creencias en acero,
y su soberbia de hormigón y poder.  
Si vas a vivir así, en una caja de cristal,
o subastas almas por kilo,
aquí yace la madre naturaleza.
No quiero decir para siempre.
Y si la ventana del alma, tiene una traba,
limpie sus ojos que todo se calma,
plural, cuarta persona del verbo proteger.

I´m alive and vivo muito vivo vivo,
Siente el sonido del golpeo de la música en mi
vientre vientre
Y sé que un día debo morir,
Estoy vivo!

Quiero aprender de los pajaritos,
melodías más sutiles
hacer poesías delicadas como la flor de liz,
agradecido a la naturaleza así es como se dice,
el sol nace cada día no necesita repetir.

Es una selva, sin aliento,
para hacer nuestros frutos fuera de nidos, 
imaginen como será,
el cielo llora, y antes de llegar al mar, demora

 I´m alive
and vivo muito vivo vivo,
Siente el sonido del golpeo de la música en mi
vientre vientre
Y sé que un día debo morir,
Estoy vivo!

Corre por tu savia, corre por tu sangre,
tiempo diferente, tiempo idéntico,
corre el tiempo en mis arrugas,
y en tus círculos concéntricos.

Pétalos de una margarita,
Arte, no más, no menos,
Jamás, siempre, parte, uno
El sabio jefe ya habló, habló el Shaman,
Quien loa la belleza de la naturaleza guarda el
mañana,
Me gusta quien construye sin hormigón,
El que edifica lo que queda por las palabras, en
dialecto
Ni todos los poemas son tinta y  papel,
Sepa como ver, de donde vienen,
Donde encontrar cada arborescer,

Yo soy la madre y tengo sentimientos, escucha mi
lamento, yo quiero más amor,
Yo sigo viva, y sigo sintiendo, digo y repito, yo
quiero más amor.

Y sé que un día debo morir,
Estoy vivo!



El río ríe, los cielos lloran, y antes de llegar
al mar, demora”

viernes, 23 de mayo de 2014

La parada de los viernes


Muchos viernes, cuando la cabeza no da para resolver los “avatares” que suceden la vida, o no da para mirar una pantalla ni un segundo más, agarro la bici y subo hasta la ladera del monte de las Mercedes, en Jardina. En el Risco pido una cerveza y me siento en la calle a mirar la montaña y la parada de guaguas, donde nunca hay nadie, pero cuelgan los zapatos atados a los cables de la luz como últimos recursos, como halos de esperanza tal vez. Ya vi esta perculiar costumbre antes en muchos países, pero no conozco la explicación.

Un abrazo y buen finde!


domingo, 11 de mayo de 2014

Hola!



Hace unas semanas que no escribo nada, a veces no hay nada que decir o simplemente no hay tiempo de parar para ordenar las ideas, pero el mismo hecho de escribir calma y enriquece el alma, por eso lo hago incluso un domingo cualquiera como hoy. Además he estado inmerso escribiendo otras cosas (menos placenteras) y tengo “El Derecho a la pereza” (Paul Lafargue), ensayo que hojeo estos días. P.L. fue uno de los precursores de la reducción de la jornada laboral; idealista, marxista, acabó suicidándose con su mujer (segunda hija de Karl Marx). Siempre la realidad supera la ficción.  
Ayer trabajamos en la viña hasta decir basta, comemos y bebemos bajo el sol el vino y el  agua que sacian la sed, el millo crece y las papas negras también. Los niños plantan judías, riegan, (meten a los gatos en la lavadora, upss!) y son nuevos exploradores con ganas de comerse el mundo cada uno a su manera, visibles a la temprana edad de la inocencia y a fuego lento.
Casualmente hemos visto un arrastre de ganado esta mañana, el folclore sonaba en directo con viejos y viejas, y los bueyes quedaban mudos en cada carrera contra el crono, arrastrando sacos bajo un sol de justicia que encandilaba nuestros rostros y curtía la piel del agricultor presente que se vestía como antaño, con sombrero y alpargata de domingo, elegante y humilde como el poeta del pueblo Miguel Hernández, que escribía  “Vientos del pueblo me llevan”:

“Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa”.


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