martes, 28 de abril de 2015

Tardes de fútbol del desierto


Todos los días acaban las tardes en Protocolo Rabuni, cerca de Tinduf, con un partido de fútbol o volley estilo desierto. Tengo agujetas, dolores, tragamos arena hasta los bajos fondos y nos reímos un rato. La seguridad y locales bereberes, y algunos españoles perdidos por aquí. Es como volver a jugar de niño, discuten mucho, se ríen por cualquier tontería y se comportan como hermanos, con nosotros también.
Ayer me caí jugando al Volley Ball y me raspé las rodillas con arena y piedras del desierto, quedando magulladas y rojas, pero ahí seguíamos pegando gritos en la red. Luego, cuando me duchaba y procedía a la cura metódica de mis rodillas, me ardían las heridas con el agua y el jabón, y me reía sólo en esta casa simbólica de adobe, bajo la ducha fresca mientras me escocían las rodillas y pensaba lo ridículo de la caída jejeje. Estuvo buenísimo el momento.
Hoy ando medio cojo y dolorido, pero cada vez todo el mundo es más familiar conmigo.

Crónicas de un año polvoriento!

P.D.: ahora me preparo para el fútbol del desierto!
A ver si puedo sacar alguna foto de equipo.


domingo, 26 de abril de 2015

Sahara






Desde el Sahara todo pinta de un naranja seco y claro, luminoso y caluroso, polvoriento y ajeno al mundo, sin música ni ruido, pero con estrellas en la noche, tan inmenso como asolado.
Aún no entiendo muy bien el contexto, pero si para mí esto se me hace algo “complicadillo” en apenas un par de días, imagino para la población saharaui, tantos años recluida en este espacio del desierto.
Pasé un día en Argel, me gustó mucho. Esa mezcla mediterránea y latina, heredada de Francia, junto a un toque árabe y decadente, calles vividas y de pincelada africana, parecen un buen cóctel de sinfonías y colores.
Fotos de los dos contextos, mi lugar de trabajo en los campamentos en este momento y la ciudad de Argel; contraste hermano. 

Un abrazo!




lunes, 6 de abril de 2015

Mañana


El primero de enero de este mismo año, desperté en una casa que fue mi hogar en la capital de la República Democrática del Congo, Kinshasa. Algo perdido y tocado, comenzaba el año paseando por el río Congo, sin ningún plan aparente pero cultivando el futuro. Luego vino Honduras, la oportunidad de pisar la tierra americana por primera vez, saborear su gente como el café mañanero, un gustazo. Y ahora tengo una nueva propuesta que vendrá en dos semanas, y que parece confirmada. Nunca imaginé hace un tiempo que pudiera retomar África en el 2014, lo hice, y continuaré un tiempo aún.

A tientas se sugieren los pasos a andar, como los pasillos de la casa “guamasera” dónde me he instalado en Tenerife a modo de campamento base. Cuando deambulo por ella, no me hace falta encender las luces porque sé dónde está el final, y mientras, decidimos entrar y salir por las puertas a cada lado del camino. Los terremotos vitales o emocionales dan paso a una liberación de energía, a un descorche sublime que debe acabar en resistencia y vida.

Abrazos!