Esta mañana me fui a por calamares y almejas para la paella, un vinito y algún
regalo. Me costó aparcar y granizó, corrí, me mojé, y me enrollé a hablar con
el buen cántabro que vende quesos y pimientos verdes fritos (encurtidos) en el
mercado. Casi tuve que despedirme más de cinco veces, tenía ganas de hablar de
la crisis mi buen amigo, y de la vida en general, y de los bancos, y de qué sé
yo.
Poco más en este día invernal aguado y frío en Santander, me sorprende la
gente, es muy abierta más allá de estereotipos, estoy atento a sus vidas y me
preocupo por saber, y todos parecen hablar sin tapujos ni dobleces. Quería
comprar un vinilo de James Brown de regalo y agradecimiento por estar ahí
apoyando en buenos y malos momentos al cota “Juanillo”, y a por ello fui a la
ciudad, al final compré nada más verlo a la Miriam Makeba, qué mítica!
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