Un día más en Luanda, los niños no sonríen esta mañana. El troco del dólar en la calle se mantiene a 93 Kwanzas y los rapaces venden gaseosas mezcladas con hielo en grandes sacos de plástico. Entre sectores de intervención y comisiones de servicio, pienso en qué debo hacer. Por fin tengo una cama amplia y podré despacharme a gusto esta noche. Croquetas, huevos rellenos y papas con carne, ayer cenamos bien, y bebimos mejor.
Esta noche la alianza francesa organiza teatro con un mimo francés, en el Elinga. Este viejo teatro emerge de la ruina y cobra vida entre modernos edificios de una Luanda que parece que no ha salido del estado de sitio, mal envejecido y maltratado, Elinga aguanta el impacto del petróleo y del comercio como un boxeador a punto del KO.
La foto la tomé desde la Fortaleza, no recuerdo si anteriormente “colgué” alguna parecida, o esta misma, y no tengo ganas ni tiempo de “checkear”. Entre las siluetas de esos grandes edificios queda el Elinga, medio erguido y medio caído, aguantando nuestras borracheras y nuestras penas, nuestras fiestas y nuestras risas, para conocernos a nosotros mismos y también a nuevos y viejos inquilinos del pasado y presente de la vieja ciudad.
Mañana no trabajamos nadie, es el Día del Inicio de la Lucha Armada (Dia do Inicio da Luta Armada)
Un abrazo
miércoles, 3 de febrero de 2010
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