miércoles, 7 de octubre de 2015

Un día de calma

En el laberinto de una ciudad sin entradas ni salidas cabalgan los transeúntes con aire de coronel, sin saber pelear sin saber andar, paseando perros por doquier como si fueran niños, como si fueran mascotas propias en manos ajenas. Todavía no ha salido el Sol porque raras veces sale por Bogotá, Chapinero se convierte en una oficina de bienvenida y los ejecutivos de mentira piden cafés en vasos de cartón, parece un mal chiste al despertar. Un hombre es una mirada, los de abajo son los que miran a la cara. Aún resopla el aire canario por mis venas, debo admitirlo, soy más canario que Anaga y soy más de todos que de alguien. El mundo es tan pequeño como la imaginación de un loco, es decir, enorme. Es tan fácil la comunicación cuando tienes ganas de reír, que hasta los taxistas de Colombia me venden sus historias y agradecen mi trabajo, como si fuera más importante de lo que yo mismo me crea, no me creo nada y creo en muchos.
EL Niño y La Niña juegan por Latinoamérica, busquen lo que significa este fenómeno ambiental, une mundos en su causa y destruye familias en su consecuencia, pero aquí vivimos.

Besos, hacía tiempo que no utilizaba las letras para hablar sin hablar y escribir sin decir, … la foto es en el "terreno", lejos de mi barrio cool de Bogotá donde vivo, y creo que nuestras caras lo dice todo, lo dimos todo y la peleamos ese día jeje
P.D: vaya tema, vaya tipo el Sabina

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