domingo, 17 de junio de 2012

mi barrio...



En mi barrio los adolescentes salen a las 6 a jugar al fútbol; en la calle de atrás, la tierra que levanta el aire de la tarde marca un ritmo de juego frenético, el negro de la piel resalta con las camisas sudadas y coloreadas de Senegal, Mauritania, Francia. Algunos juegan descalzos y otros con botas de fútbol, se palpa el compromiso con el juego y, aunque a veces hay risas y burlas, lo normal es verles con muy buenas maneras.
En este “campo” de juego doy un paseo casi todas las tardes que estoy por aquí, salgo y encuentro cabras, vacas, coches de caballo o de burros, guiados por pequeños de 10 ó 12 años con endiablada maestría. Camino por las calles polvorientas de esta pequeña ciudad, con turbante blanco y andares lentos, nunca he visto otro “blanco” por aquí desde que llegué, más que una viejita monja que compraba naranjas en el caótico mercado, y parecía un palomilla marchita entre tanta negrura y tierra. Me hubiera gustado conocer su historia, pero en cuanto me dispuse a saludarla entre el caos, ella evito mi mirada y siguió camino.
Ahora, después de la ducha, tomo una coca cola que compro en la mini venta de un moro local, me llama patrón y ya somos amigos, y aunque apenas habla francés, nos comprendemos. Es tan humilde que le engrandece otras cosas, y hoy soy yo quien le debe dinero, 50 ouguiyas (no sé si se escribe así), 12 ó 14 céntimos. Mi cesta de la compra hoy: dos paquetes de galletas maría, una coca cola de lata y una botella de agua grande, todo por 650 ouguiyas, algo así como 1,60 euros.
Hoy, aunque es domingo, aquí empieza el trabajo. Ha sido al final un buen día y estoy contento, si bien por momentos uno se plantea qué hace aquí. Por experiencia sé que luego se ve todo con otra lupa y otras lentes, es positivo. Se tienen días malos, pero son breves momentos que se palian con el calor de los tuyos y los sueños de futuro. La cagalera se convierte en agua pasada, nunca mejor dicho, jeje, y se pasan las tardes con un poco de humor. Cómo decir?... hoy me he dedicado, entre otras momentos, a jugar al baloncesto con bolas de papel con Djibril en la oficina, o a cantarle en español, luego he pensado que habría sido el extremo calor que me emborracha en un país sin licencia para…
La foto, la tomé en las calles del barrio, ellos quisieron posar nada más verme, como un equipo hiperprofesional, con mucho orden. 

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