miércoles, 27 de junio de 2012

Buenas noches...




Todos los días uno acaba con una sensación en el cuerpo de malestar general y escalofríos, supongo fruto del calor del día y el cansancio que se acumula sin dormir bien ni una sola noche prácticamente. Recuerdo en la parada de “taxis 7 plazas” de Saint Louis Senegal un tipo que sacó un pan y lo repartió. Como los pescados del mar al engodo, los niños se lanzaban en banda para quitarle el pan de las manos, saciando el hambre al instante. La memoria me falla y no recuerdo que quería contar aquí, en una semana he perdido tres cosas: una libreta moleskine con notas de campo, un reloj de Decathlon, y el turbante blanco! Esto me ha desanimado, aquí duele mucho perder algo. Pero no hay problema, como dicen aquí siempre.
Ayer dormía bajo la mosquitera a la luz de la media luna, también había algunas estrellas que nunca he aprendido a ponerles nombre. Como cada noche desde hace dos semanas ya, está refrescando y duermo fuera de la habitación, en un patio. Allí me siento acompañando por el guardián, un tipo ilustre y anciano ya. Compartimos charla tumbados antes de dormir y luego yo leo bajo una luz de linterna, y él escucha la radio. La mañana a las 4.30 la mezquita se encarga de despertarme para todo el día, largo día. Entonces yo me ducho y salgo a comprar el pan caliente de la humilde venta, todos los  días se sorprende de verme, como si fuera un fantasma matinal perdido en el barrio. También tomo una lata de leche y agua, entonces comparto con el guarda el desayuno mientras leo el National Geographic o el Courriel International, última adquisición en Senegal.
No están tan mal nuestras vidas y nuestros hogares. Hay que seguir luchando …
P.D.: Las fotos son Saint Louis, el día que ví…, y el taxi en el que bajé desde  Rosso Senegal en la frontera hasta Saint Louis, 8 personas en carraca.  

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