viernes, 21 de marzo de 2014

Operación biquini

Ayer subía la montaña roja (antes de ayer), primero corriendo y luego andando, primero sin pensar  y luego divagando. Al llegar a la cima estaba exhausto y me retorcía empachado de bocanadas de aire (guiño al título de este blog) al mismo tiempo que observaba toda la costa sur, el mar y el cemento, hasta la punta de Rasca. En cuanto pude recobrar el estado me percaté de la presencia de un extranjero (“guiri”), cobijado entre rocas y de aire triste, perdido en sus pensamientos frente al océano.
- Hello. – Hi. A tres metros de él tomé posición a sotavento y adopté el mismo aire melancólico de mi “compañero” de cima, mirando sin mirar el azul y las calas que dibujaba la altura. El deporte abre la mente, la provoca, la ayuda a romper barreras y arriesgar, aumenta la satisfacción personal y para mí, que creo que es lo más importante, genera un chorro de ideas de las cuales casi siempre puedes rescatar una o dos…aunque si he de ser sincero, todo es fruto de la operación “biquini” que tengo en marcha, jeje.
En la montaña (-ita) de repente pensé que quería subir todas las montañas y volcanes de la isla de Tenerife, ahora me lo estoy pensando. Pensé que quería escribir más y que tengo también que trabajar más, pensé que debía ser más constante, más enérgico y tranquilo a la vez, más equilibrado, más generoso y solidario, pensé también que quería ser más alegre y finalmente, pensé que no quería ser el “guiri melancólico” que tenía al lado, aunque a veces toca.

Todos estos sentimientos de mi estado no eran más que positivos, no eran más que el reflejo de querer escalar más montañas personales e interiores después de una época más … no sé cómo calificarla… con luces y sombras, pero feliz también a su manera. La cuestión es que había abandonado el deporte cotidiano y como dice mi colega Dani, acompañar la vida con actividad física a la medida es casi obligatorio para alguno de nosotros que tendemos a veces a divagar por los mares de la melancolía y de la China, de la amarga realidad internacional, de las miserias del ser humano y las propias. y qué sé yo!! que está muy bien sudar, a sudar! 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante reflexión. La anécdota con el extranjero es toda una ironía del mundo actual, donde todos somos individuos egoístas en lugar de apostar por un mundo en el que prime el trabajo cooperativo (es el futuro). Las montañas del sur me recuerdan siempre los paisajes de la Capadocia.

Jaime Núñez Ubach dijo...

Hi anónimus.., el futuro es crecer con equidad y reparto y la alternativa el fin de los medios de vida! los paisajes de la Capadocia me recuerdan a la Antigua Persia...