viernes, 23 de mayo de 2014

La parada de los viernes


Muchos viernes, cuando la cabeza no da para resolver los “avatares” que suceden la vida, o no da para mirar una pantalla ni un segundo más, agarro la bici y subo hasta la ladera del monte de las Mercedes, en Jardina. En el Risco pido una cerveza y me siento en la calle a mirar la montaña y la parada de guaguas, donde nunca hay nadie, pero cuelgan los zapatos atados a los cables de la luz como últimos recursos, como halos de esperanza tal vez. Ya vi esta perculiar costumbre antes en muchos países, pero no conozco la explicación.

Un abrazo y buen finde!


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