martes, 19 de febrero de 2013

Desarrollo sostenible, desarrollo social



Haces unas semanas me escribía un amigo ex coordinador de una famosa ONG internacional en Angola, uno de sus objetivos en los próximos meses es lograr ganarse la vida  con temas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). También tenemos una amiga educada en una de las elitistas escuelas de comercio de Francia inmersa en trabajos de comercio justo y ahora integrando una empresa de reinserción social para ex reclusos. Y sin ir más lejos, un laboratorio de investigación en Montpellier especialista en cartografía y estadística en el sector de la viticultura, reconvertido en empresa cooperativa, extiende sus lazos al mundo de la economía social y solidaria.
Estos últimos días leo “la pesadilla portuguesa” en varios diarios, cada año salen de Portugal 100.000 portugueses, no sé cuantos desde España pero debe ser una cifra cercana. El modelo que había funcionado colapsa, las empresas de manera egoísta dejaron de cuidar la comunidad y esta responde de manera natural, buscando salidas rentables para poder simplemente vivir y ser feliz, emprendedores también a su manera.
Estamos ante un nuevo reto, todos sabemos que el actual sistema está roto, no nos interesa definirlo ni reinyectarlo (a través de la Banca y dinero público normalmente), y todos además, aunque no conozcamos el futuro ni exactamente qué es lo que queremos, ya sabemos lo que no queremos. El desarrollo sostenible puede y ya empieza a ser una moneda actual, un crecimiento con diferentes indicadores socio-eco-económicos y una herramienta empresarial que puede ir bien, siempre ligado al bienestar común y cuidado de los actores de la cadena, una visión global y de acuerdos “gagnant-gagnant”.
Además miles de barreras ya están rotas, la formación es posible gratuitamente con internet, los valores siguen ahí aunque a veces los perdamos, y el entusiasmo individual por poder cambiar algo puede ser una buena inyección. Ante tantos nubarrones que presenciamos últimamente no nos queda otra que buscar aquello que nos haga feliz, aunque también tenemos derecho a quejarnos por lo menos 1 de cada 7 días de la semana, yo lo hago, por aquí en Montpellier lo saben y me soportan jeje.
Un abrazo!
P.D.: FOTO. El Hierro, verano 2012. Ejemplo de desarrollo sostenible en recursos energéticos. 

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