domingo, 16 de octubre de 2016

Dos semanas, Ciao


En los últimos dos o tres años desde mi salida de Francia he andado en varios países, regresando un máximo de 2-3 semanas a Tenerife y Canarias en general. Cada vez soy más feliz con este estatus de nómada permanente y a su vez me siento con más ganas de poder plantar los pies, aunque no ahora. Este es un sentimiento encontrado. Entre papeleos y visitas obligadas -y no tanto-, me ha dado tiempo para una buena borrachera de vino y discusión política con un viejo amigo –juerga hasta 5 am incluida. Espero que no nos cueste la amista de más de 20 años. Me ha dado tiempo para intuir el miedo, el espíritu poco recíproco que tenemos con nosotros mismos y con nuestro entorno amplio (entono un “mea culpa”); me ha trastornado cuando un amigo me cuenta las condiciones laborales que tiene que soportar. Yo no quiero que a mis amigos les vaya bien, como así me repiten últimamente, yo quiero una sociedad entera mejor para todos donde caben nuestros errores y despropósitos (otro “mea culpa”) junto a nuestros ideales y esperanzas, así nos aseguramos que a todos nos vaya bien, inclusive a nuestros hijos.
Los sentimientos son encontrados y quizás agraviados por la sensación que me provoca después de venir de un país tan “especial” como Colombia, y sentirme que aterrizo en un contexto con cierto carácter “acomplejado” en relación al resto del mundo, que intoxica mis ansias de mejora y optimismo, cayendo sobre mí una losa que intuyo me llevaría varios meses superar. Quizás exagero, o quizás estoy errado, de cualquier manera sigo creyendo que éstas islas son un gran paraíso y que pueden llegar a soportar los 12-14 millones de turistas anuales que ya tenemos, con unas mínimas garantías y beneficios para la población local que se reflejen en mejores indicadores socioeconómicos. Pero no a cualquier precio o a base de actos sin reparación posible: hay una terrible falta de reparo en relación con los muelles “mastodónticos” sin acabar, edificios grises sin terminar para turistas imposibles de soportar y que nunca llegarán, colas del paro para “artistas y cantantes”, “machacas y currantes”, “jóvenes y jóvenas”, y una sanidad pública para “nini´s, nanos y yayos” que no da más de sí.

Ahora me voy mañana rumbo a Irlanda por unos meses, pasando por Cádiz y por el Guadalquivir, pero no sin antes aceptar el regalo de la vida y añorar los tiempos tranquilos y despreocupados de niño, en los que pasaba horas pescando y buceando, días de sol y mar interminables con mis abuelos por el sur de la isla, sin problemas aparentes y creciendo tranquilo. Ojalá todo el mundo pudiera tener eso y ojalá yo regrese a ese periodo de reposo alguna vez, como si fuese una curva involutiva que describiera un camino y un afluente a través de un embudo de serenidad, hacia líneas simples de caudal y formas armoniosas, poco dispersas y serenas por el buen cauce hacia la muerte.

J

Next Station : Cádiz-Dublin


Sean Felices y feliz domingo! 



No hay comentarios: