sábado, 12 de junio de 2010

En la Ciudad


Las sirenas suenan en la ciudad, es hora de irse. Corremos y nos vamos a otro lugar. Recogiendo los bártulos piensas en todo lo que has vivido aquí. Recuerdo el primer día en Luanda, esperando en el aeropuerto al chófer, más perdido que un “mwangole” en París. Juego de ilusiones que nos cobra la tarifa en forma de energía, cotidiana energía.
Ahora qué. Antes describía un día un más con vida, ahora no puedo asegurar lo que seré en unas semanas, pero puedo imaginarlo. Seré un tipo tranquilo que camine por la calle sin prisa, y que poco a poco vaya recuperando la normalidad física y mental, sobre todo esto último.
Y después. Daría lo que pudiera por saberlo, o tal vez no. Nunca arrepentido. Devuelto a la vida siempre por el placer mismo de vivirla. Recuerdo mi primer año fuera de casa, cada vez que volvía en avión sentía nervios por dentro y por fuera, subiendo por las paredes del aeroplano y oliendo el mar en mi taza de café.
Estoy muy bien, muy feliz, lo estamos casi todos por aquí.
Unay: no estoy muy motivado, acabo de hablar con Toy Boy, que despertó sin zapatillas anoche en la fiesta y llevaba dos días sin dormir. Stop.
Besos y abrazos.

3 comentarios:

365 sonrisas dijo...

Que sigas feliz, queda poco para la vuelta :)

Elena Pérez dijo...

He descubierto este blog por casualidad y no he podido dejar de leerlo, por completo. Gracias por compartirlo. Un saludo, Elena

Jaime Núñez Ubach dijo...

Sigo feliz, con nervios ante la incertidumbre también, pero con ganas de todo, como casi siempre.
Saludos también para tí Elena, aunque no sé quien eres, es satisfactorio saber que alguien como tú, que tampoco me conoce, disfruta con el blog.
UN ABRAZO