Mi personal mapa vital está
imaginado de mil formas, y ahora está tocado por mil montañas que circulan por el
Corredor Seco de Honduras, como vidas paralelas y distintas, como Lencas y Mayas.
Estoy impactado por estas montañas y
esta soledad rural, verde y seca, con pinos y cafetales, llena de agricultores
pobres y tocados por la violencia del sistema moderno, del cual han heredado
las peores “enfermedades”. Aún así, hoy he pensado que no podía tener más
suerte de hacer este trabajo y ver todo lo que he visto aquí en dos días, el
acceso a territorios muy desconocidos para la mayoría, zonas casi intactas al
tiempo, pueblos rústicos y endurecidos, pero con una especial dulzura en su
gente que me han atrapado sin lugar a dudas, me siento feliz en este viaje. Y
creo que haremos un buen trabajo en un futuro, otros.
Estoy en un pequeño pueblo del
sur de Lempira, un departamento occidental de Honduras. Estamos alojados en un
pequeño pueblo del municipio de Erandique, y organizamos a Comunidades, Institutos
Profesionales, Cooperativas, Gobiernos y Organizaciones Étnicas, para formular
un proyecto de desarrollo comunitario en la zona de intervención. Para esto he
venido junto a una delegación de la
Cruz Roja Hondureña, y levantamos un diagnóstico,
coordinamos a los actores clave y proponemos el proyecto al financiador
internacional, en este caso la Cooperación
Española.
Me quedan unos días en esta región,
a pesar de la cantidad de horas que estamos poniendo a esta propuesta y las
barreras que hay que evitar y superar, está siendo todo muy fructífero.
Un abrazo,
Jaime
P.D.: fotos de la jornada de hoy
por Erandique, Lempira (Honduras 2015)
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