Son las 6 de la mañana, me levanto como cada día. En un
instante papaya y café brasileño, aún tengo el regusto del vino sudafricano y
la boloñesa de la cena, dónde no dejamos de hablar de trabajo una colega de la Cruz Roja Francesa y yo,
es una buena amiga y compañera por aquí y se le echará de menos ya que sale en
breve del país. Esta semana ha ido bien, creo que tenemos un buen equipo y las
cosas salen hacia adelante. Algunas reuniones interesantes me han dado ideas,
alguna visita a terreno clarifica los objetivos y parece que todo tendrá
continuidad en un futuro. Llevo algo más de un mes en Kinshasa, siento que me he adaptado
bien, aunque sé también que no es el lugar ideal para mí en este momento, y que
vendrán nuevas cosas en un futuro a medio plazo. Pero por ahora todo va
correcto, el equipo y yo estamos motivados, y esto en desarrollo no siempre
pasa. Ayer me han regalado esta estatua de madera de la foto, me gusta, y junto
a la botella de vino de artística etiqueta no va tan mal. Además me organicé como
organizo éstas palabras matutinas y el desayuno, y fui a nadar por fin otra
vez, apenas 20 minutos intensos me han dejado un regusto a agujetas, pero al
menos siento que el esqueleto y los hombros van recolocándose otra vez donde
siempre, como si el calor y el descontrol en mis hábitos me hubieran encogido
en las últimas semanas. Les deseo un bon weekend!
P.D.: Recordatorio a mi amigo Jonás, cuya tía ha fallecido en Tenerife hace días, y aún la recuerdo presente y sonriendo en el piso de la calle San Agustín cuando subía a buscar a mi amigo y nos reuníamos como pequeños hombres junto a otros pequeños hombres para salir a tomar los primeros whiskys clandestinos del frío lagunero. Salut!
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