Ayer
visitamos y trabajamos con una de las comunidades que apoyamos en el Perú. Subí
un cerro para ver de donde viene el agua de un jagüey; hablé y caminé con el
paisano y me pareció duro su trabajo; quedan los domingos desde hace 12 años
para encauzar el agua que viene del cerro y llevarlo a las casas del pequeño
poblado. El lugar, precioso. Restos de chivo del alimento de los tigrillos de
la zona (pumas), también hay osos anteojos, etc. Cuando me comentaba esto me
daba cuenta de que no estaba en el Camino de Santiago ni el Garajonay, por
tanto a la vuelta se me iban los ojos hacia arbustos animados y temerosos, como
si fuera a salir de repente una bestia parda.
Vamos
a apoyarles, desde el minuto uno. Pero ahí quedan un poco una vez más a la mano
de la intemperie, a la mano de “Dios”?, a la mano de su suerte.
Algunas
fotos que tomé con el teléfono, y un temita de este ecuatoriano indahouse.
Un
abrazo!
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